Estrategias de Sostenibilidad: del riesgo al impacto

Que la integración de la sostenibilidad es uno de los drivers clave para el desarrollo de la empresa, su modelo de negocio y su posicionamiento en el mercado no lo duda nadie que esté haciendo un mínimo análisis del contexto en el que se mueven hoy en día las empresas. Y es que bien llevada, la Sostenibilidad consigue minimizar los riesgos de las empresas y generar un impacto positivo en su entorno.

Ahora bien, también es cierto que todavía muchas empresas se preguntan qué es esto de la sostenibilidad, en qué consiste su integración. Y, en definitiva, por qué es tan importante. Todas estas son preguntas legítimas y pueden tener respuestas con matices relevantes, pero todas deben tener un objetivo común: que la empresa perdure en el medio y largo plazo. Con este objetivo hemos definido nuestras propuestas de acompañamiento en Felidarity.

De la RSC a la ASG y… al greenwashing

Por cierto, también es llamativo ver cómo este asunto ha ido cambiando a lo largo del tiempo su denominación. Desde la responsabilidad social empresarial o corporativa, pasando por la sostenibilidad y, actualmente, en eso que se conoce como aspectos ASG (ambiental, social y gobernanza). Y parece que a esto de la ASG, ESG en su terminología en inglés, no le queda mucho tiempo de vida, sobre todo a tenor de algunas críticas que provienen del sector financiero. Porque hay que tener en cuenta que la visión de la sostenibilidad desde los criterios ASG responden a un enfoque financiero de la sostenibilidad, centrado en el retorno que incorporan los criterios ambientales, sociales y de gobernanza a la hora de asegurar el mejor retorno de las inversiones.

En definitiva, esta propuesta “financiarizada” de la sostenibilidad esconde una visión de este asunto desde un enfoque de gestión de riesgos. Todo el mundo sabe que el enfoque de los inversores a lo hora de tomar sus decisiones está marcado por una minimización de los riesgos que pueden poner en peligro el retorno de su inversión. Con esta perspectiva, parece fácil entender que integrar una buena gestión de riesgos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG) mejora la posibilidad del retorno de la inversión. Ahora bien, el deseo de los inversores de minimizar los riesgos ASG de sus inversiones ha llevado a los fondos que gestionan dichas inversiones a proponer propuestas de inversión sostenible que, en demasiadas ocasiones, tenían poco de sostenibles. Ésta es una de las críticas actuales más rotundas a la visión de la sostenibilidad desde la ASG: el efecto llamada de la inversión sostenible ha llenado el mercado de lo que en la actualidad se conoce como greenwashing.

La Sostenibilidad entendida desde el impacto -en la gestión y en el entorno social y ambiental de la empresa-.

Por estas y otras razones, nosotros en Felidarity preferimos explicar la sostenibilidad como la integración de una gestión adecuada de los impactos de la empresa. Esta visión arranca de un compromiso ético de la empresa por generar un impacto positivo en sus diferentes stakeholders,

Esta visión de la sostenibilidad desde el impacto no anula una gestión adecuada de los riesgos éticos y sostenibles de la empresa, sino que, en nuestra opinión, la supera. Ya que no solo analiza y gestiona los riesgos éticos y sostenibles clave de la empresa, sino que también analiza y decide sobre los impactos que genera y quiere generar. En definitiva, este enfoque de impacto es proactivo, mientras que el enfoque de riesgos es sólo reactivo.

Es proactivo porque incorpora un proceso de toma de decisiones autónomo de la empresa para identificar qué impactos se quieren generar.

En definitiva, esta visión de la sostenibilidad desde el impacto define la aportación de valor de la empresa a la sociedad, una aportación de valor que no viene marcada únicamente por el retorno económico, sino que de forma clara, rotunda y transparente incorpora la aportación de valor social, ambiental y de modelo ético de gestión.

Desde esta perspectiva de integración y gestión de los impactos, la empresa está mejorando su propuesta de valor y, por tanto, está mejorando de forma relevante su probabilidad de que perdure en el medio y largo plazo.

Como decíamos al principio, éste debe ser el objetivo de cualquier visión de la sostenibilidad y, en cierto modo, podría ser el filtro que deberíamos poner a cualquier otra nomenclatura que se dé a este asunto.  Y es que todo lo que ayude a que el proyecto perdure es más que bienvenido.